miércoles, 28 de noviembre de 2012

En tierra de nadie

Ciérrale las persianas a esta cama. Más bonito si no amanece. Lástima que no sea giro poético romper en tercera. Pero qué importa si hay grito. No se muere en domingo. Tal vez, sí en lunes; quién sabe. Pero no en grito par, si no hay declaración de intenciones. Y que si hay salitre, ésta hoy se queda en Gaza. Que si tiembla el pulso, el cuerpo, el miedo... son las ganas que te sudan en la espalda. Y que cuando huelga la cultura que desangran, qué mejor que tatuar el quince en el izquierdo, en el impulso del vuelo que te crece y que rasga el blanco de tu historia. Porque escribir sin sábanas es tantear el esbozo. Y que aquí no hay monedas, son entrañas. Si no, ¿cómo entender que Praga se consume con las mareas de sus playas? Bendito Moldava que no tiene rompeolas, que decías. Y bendita incoherencia que te agarra de mañana cuando te haces canción. Y no. Hoy lo que suena, no es Nirvana. Y ya es noviembre.

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