lunes, 22 de abril de 2013

Mi complemento circunstancial de tiempo

Cayó la noche
y todas sus derivadas.
Y el anochecer me recordó
que hacía un día de tu pretérito.
Y se me volvió la cabeza
contra la pared,
en un mar de sábanas.
Era yo.
Mi yo noctámbulo.
Mi ego nocturno.
Mi rabia dormida,
que en días como hoy
te echa en falta.
Y es que me faltan brazos
y me sobran llagas
en este mar
ahora de sombras.
Y abro las persianas
y esta ciudad húmeda
de frente mira
y con sorna me sonríe.
Tu yo matutino,
tu yo vespertino,
y mi yo...
tan perdido.
Mientras distan doscientos kilómetros de tu cama
desde este autobús
que no calma,
ni para.

(Autovía Madrid-Burgos)