sábado, 29 de septiembre de 2012

Más que una ciudad de cuento

Soy un amanecer en el puente de Carlos y una calada a la orilla del Moldava. Soy una voz rasgada enredada a los acordes de una guitarra con vistas al Prazsky hrad y la gula que nos agarra cuando dejamos atrás Malá Strana. Soy la cerveza derramada en mi cuarto y en la acera, y el grito nórdico del Welcome to New Zealand. Soy el vértigo del tranvía que no se paga, la voz amiga de la gruta italiana, la queja de las duchas sin puerta y la ignorancia del turista en Staromestké nám. Soy el odio a Hostivar, el vino tinto de la vinoteka, el café del afiliado al partido pirata y el duck-duck-goose con acento estadounidense. Soy las carcajadas a tres, el inglés etílico reinventado, la música de Núria y el bus que dejamos marchar para apurar las ganas. Soy cinco meses en la capital de Bohemia; y sin embargo ahora, visto lo visto, temo que me faltarán días para crecer. ¡Qué corran los recuerdos! 



No hay comentarios:

Publicar un comentario