La señora del cilantro vive en los
suburbios de Madrid. En los bajos, si coge la línea 6, y en las galerías
enmarañadas que recorren los caminos que llevan al madroño. Tiene horario fijo
y su esquina es la de la derecha en la salida a Bravo Murillo, justo tres pasos
por delante del señor de las carteras para abonos. En su puestecillo
intermitente, que depende de la frecuencia de paso del personal de seguridad,
siempre hay conversación y es espacio de reunión para la totalidad del barrio.
Especialmente en épocas como éstas en las que la veneración al sol se confirma
como tradición de todo buen vecino. La bachata apura fuerte a cualquier hora y
las ropas al clareo inundan las baldosas en un ejemplo de convivencia en común.
Las corralas acogen aleteos primaverales y
el del cuarto recita versos con acento uruguayo a cada transeúnte con
falda. ¡Qué bonito ver como el calor hace renacer el latido de
la patria reconstruida en la distancia, a base de retazos de historias y de
geografía!
- El sol pega hoy fuerte en el malecón, me han dicho.- Dice la mujer del cilantro.
- Mi reina, por aquí tampoco tenemos queja.
- El sol pega hoy fuerte en el malecón, me han dicho.- Dice la mujer del cilantro.
- Mi reina, por aquí tampoco tenemos queja.
Sabelaaa ya queda poco para que vayas a tu tierra!! Por cierto la señora del cilantro me recuerda a mi señora de los ajos ;P
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