jueves, 31 de mayo de 2012

Ya no hay margen para el tal vez

Querer darle sentido a mi yo de sexto de primaria, al bus y a las veinte paradas de metro que distaban de un colchón y al dos de enero de mis diecisiete. Querer (re)descubrir las cicatrices de los andenes que me recorren  en tiempo y que se tornan vísceras de mis entrañas. Querer saltar al vacío, como va a hacer ya tres junios, y ser capaz de aferrarme a la alquimia y estallar en altura, sin gravedad. Querer ser pluma de la golondrina que abraza, bañarme en tinta y caminar. 
Querer 
y hacerlo.





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