martes, 6 de abril de 2010

Vigo, a 13 febrero de 2009.


A ti,
Amor intenso, amor sincero. Anhelo, deseo. Culpable de desvelos, diana de pasión. ¿Quién escribe? Mi cuerpo mero canal de la voz del sentir, del querer. A ti te buscan mis latidos; baten, impulsando nuestro encuentro. Te alejas, te pierdo y olvido respirar. Me ahogo, muero... ¿dónde estás? Último aliento. Allí, te veo. Me acerco, te acercas y vuelvo a vivir.
Te amo, digo. Te amo, grito, y vuelvo a abrazarte. Te siento, me sientes y nuestros cuerpos se descubren, adiós secretos... ni Verona, suspiro.
Buscaba, no cesaba de caminar, de correr; hasta que me encontré desnuda en cuerpo y alma. Así te descubrí. Movía un brazo y tú lo atraías hacia tu pecho, cerraba los labios y tú dulcemente sobre ellos encontrabas lecho. Y allí, en el lugar al que nadie había llegado, el que nadie había invadido, encontré tu imagen. Razón de vivir.
Poesía me llamas y poesía me lees. Dices que ningún verso podrá definir tanta belleza, tantas emociones, pues dudas que el léxico pueda llegar a sentir, a amar. Provocas brisas que buscan mi cuello, caricias que recorren mi cuerpo y me dejo caer en tus brazos, me rindo ante ti, amor.
Y si hoy no recibes mis palabras, no temas. Ellas navegan presas del vaivén de las olas, bajo un ritmo que no cesa, como tu voz en cada latido de mi corazón. Como un mar infinito, que se densa fruto de nuestra historia. Como un mar infinito, que ha perdido su final...

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