miércoles, 7 de octubre de 2009

Un beso fue su mejor amor.

A ella la conocí dos veces.
La primera, vestía tacones altos, cazadora de cuero y vodka rojo con Neastea. Al verla, la imagen de la pequeña Cory se me vino a la cabeza y, fue ese el motivo por el cual, le pregunté si le gustaba el queso. Cuando me respondió que no, lo supe; esa noche jugaba a ser ella.
La segunda, su flequillo largo impidió que me descubriese mientras uno a uno se iba tomando los chupitos dispuestos sobre la barra. Me acerqué a ella y esperé a que nuestra mirada se encontrase...
-Lo siento, no te conozco.
Susurró y se giró. Fue entonces cuando alcancé su brazo y la acerqué hacia mí.
-Espera, conozco tu nombre.
-No por eso eres quien de conocerme. Hace tiempo que dejé de creer en etiquetas...
Finalmente sonrió.
-Invítate a otra copa, la noche es joven.
Poco después, me encontré sosteniendo una botella de tequila y en la otra, limón y sal. Pensé que debería buscar compañía, compartir y reir. Al salir la vi, en el escalón del portal esperando mi regreso.
-¿Quién eres?
Pregunté.
-Adoro las regalices, las tormentas desde la cama, el tango y las olas. Odio las tardes de domingo, los diminutivos con nombre de pastel y no poder dormir. Si hablo de pasiones, diría música y viajar y... ¿sobre el corazón? Un beso fue mi mejor amor.
Esa noche no jugaba, era fiel asi misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario