lunes, 30 de julio de 2012

Ultreia

Práctica tras práctica, y al mando de un volante, he aprendido empíricamente lo peligrosa que llega a ser la libertad. Y si yo lo he aprendido, imagínense mi profesor; que se ha ganado a pulso (tal vez al mío) tres años de abstinencia de hipo. Fíjense que también me he dado cuenta de que el listo que pone un stop y un semáforo para regular un mismo cruce peca de toca-güevos (así a la rica diéresis, que no comparto los improperios). Y que la DGT es una panda de enclenques que por dilatar riquezas apuntan en sus libretas números que no son más que eufemismos de euros. Sin embargo, en ocasiones, la luz se cierne en sus formas y yo le sonrío a esa rendija verde donde me veo sin copiloto-con-pedales; ya que incluso en los páramos de asfalto hay impulsos que ruedan más allá de la vía. 



"Sigamos o exemplo dos 
mineiros. 
Fai falla
 lume!"

Santiago de Compostela

1 comentario:

  1. Jajaja! Qué bueno! Me hiciste acordar de cuando aprendí a conducir... Qué mal lo pasé!

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