martes, 19 de marzo de 2013

Después del luego

Se hizo de noche
cuando te fuiste.
Te fuiste,
y, luego,
se hizo de noche.
Me tocaste
y reí.
Aunque, tal vez, reí
y sólo luego me tocaste.
En realidad, no lo sé.
Me rozaste y
yo invertí el sujeto.
Entonces, te rocé,
y, luego, nos tocamos.
“Mira,
se ríen y se tocan,
como si se les escapase
el orgasmo de las manos.”
Y es que luego,
y sólo luego,
inquietos
callamos el beso.

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