Cabello rubio al viento volaba aquella madrugada cuando la vio llegar. Pasos que seguían el compás que la música imponía y ojos cerrados buscando siempre la plenitud del verbo sentir.
-Esta noche, regálame mi canción.
Él acercó su mano hacia su pecho...
-¿La escuchas? Tu nombre al ritmo de cada latido.
En ese instante lo amó.
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