sábado, 13 de noviembre de 2010

La inhumanidad de los humanos

Un "queremos guerra" hiere, un "queremos guerra" de la boca de un niño de cinco años mata. La infancia, alma del poeta, ha perdido la inocencia. Muerte como respuesta a la masacre, armas como respuesta a la desoladora realidad; mientras que la indiferencia y la ignorancia acrecentan la temible situación. Voces de denuncia silenciadas por un gobierno que lamenta. El mismo que aferrándose a la confusión alega falta de conocimiento.

¿A quién buscas? ¿Qué esperas del horizonte? Nadie hará aparición. La ONU solamente actúa en sueños. Asume, de una vez, que si no obtienen beneficios sus propósitos carecen de fundamento. Si todavía dudas, pregúntale a España que continua vendiéndole armas a Marruecos.
La población saharaui se aferra a la lucha armada como consecuencia de la falta de piedad. Acéptalo, ingenuo, no existe la solidariedad. Justificar la guerra nunca es elección, pero sus ansias de combate deberían invitarnos a recapacitar sobre nuestra necesaria intervención. El temido olvido, el difunto silencio, no tiene perdón. ¿Cómo mantenerse impasible ante un niño que demanda justicia a través de la sangre?

Mi cuerpo inmóvil, mientras una lágrima nace. Prometo sentirte siempre, mundo.



El pueblo habla. Merece tu atención. Saber es un deber.


- Por un Sahara Libre.
- Por una época de cambios.